Salento – Colombia

El tiempo en nuestras dos primeras semanas en Colombia no ha sido de lo mejor. Nos ha llovido ni que sea un rato prácticamente cada día. Aunque Salento ha sido un ejemplo de cómo no dejar que el mal tiempo te arruine una aventura.

La llegada a Salento fue horrible. Cogimos un bus de noche, pero las curvas eran constantes y heavies, y la velocidad que llevaba el conductor aún más. Así que nos íbamos moviendo todo el tiempo. A eso, sumando que era el bus nocturo con más cantidad de bebes y niños por metro cuadrado… ya os podréis imaginar. De hecho, a mitad de la noche, como a las 2am, un padre se le ocurrió irse a dormir a otro asiento y dejar a un bebé de un año y medio solo. Éste con el traqueteo del bus se fue escurriendo y se cayó. Empezó a llorar y allí no venía nadie, así que me levanté a recogerlo del suelo y ponerlo de nuevo en el asiento. Y hasta las 5 de la mañana que llegamos a destino, tuve que ir recolocándolo varias veces para evitar que se cayera otra vez…. en fin….

Total, que llegamos a Salento, un pueblo en el eje cafetero de Colombia. Después de ir al hostel a dejar mochilas y lavarnos la cara, nos fuimos al Valle de Cocora. Es un valle que queda al lado y donde hay varios caminos para hacer, todos ellos espectaculares. Lo que también era espectacular era la cantidad de lodo que nos encontramos en el camino….


Cuando íbamos por la mitad, empezó a llover flojito. Poco a poco fue aumentando la cantidad de lluvia… hasta que llegamos a una casa en la mitad del camino y ya llovía bastante! Allí había un grupito de gente, acabamos continuando el camino todos juntos… bajo un mar de lluvía! Por el camino bajaba un pequeño río, así que en ese punto ya íbamos todos empapados de arriba a abajo, pero nos dio igual, estaba siendo muy divertido.

Cuando llegamos al mirador, estaba todo tapado por las nuves. Pero decidimos esperar, y que bien que lo hicimos!! Porque al cabo de una media hora se despejó y nos dejó ver todo el lugar! Brutal!

Después de eso tocó bajar con calma, y con un poco de sol secándonos las ropas. Las vistas seguían siendo espectaculares y no nos arrepentimos ni un momento de haber seguido la caminata pese a la lluvia!


Aquella noche habíamos quedado con todo ese grupito para salir a cenar, pero se puso a llover de nuevo, y nosotros teníamos las bambas todavía mojadas así que nos dio pereza…

Al día siguiente, decidimos ir a una plantación de café a hacer un tour. Nos enseñaron la finca, los diferentes tipos de cafe, y todo el proceso desde la plantación hasta que el café llega al supermercado.

Y por supuesto al final una degustación del café, moliéndolo, filtrándolo, etc. A mi no me gusta el café, aunque estando allí no podía no probarlo. Ya me avisarón de que no tenían ni azúcar ni leche, así que me tocó beberlo así al natural. Aunque sigue sin gustarme, pude apreciar la intensidad y la amargura/dulzura del mismo…

Aquel día por la noche, decidimos ir a jugar al tejo! Por lo visto es el deporte nacional aquí. Es como una petanca, pero explosiva! Así tal cual! Hay que tirar unas piedras a un círculo de papelitos que hay delante, y los papelitos tienen pólvora dentro. Entonces si uno le da al papelito, este explota y así se van ganando puntos. Fue muy divertido!

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